La adolescencia y los primeros años de la edad adulta es una etapa crucial para el desarrollo de cualquier persona. Si, además, se le diagnostica algún tipo de cáncer, esto se agrava mucho más.

De hecho, muchos análisis han llegado a la conclusión de que los adolescentes y adultos jóvenes con cáncer tienen más dificultades, en su día a día, en comparación con otros de sus compañeros que no padecen esta enfermedad o que si la padecen son más mayores.

Para examinar los cambios sociales entre adolescentes y adultos jóvenes en los primeros dos años después de un diagnóstico de cáncer, Olga Husson, del Centro Médico de la Universidad Radboud, en Países Bajos, y sus colegas pidieron a pacientes de cinco instituciones médicas de Estados Unidos que completaran una encuesta sobre el momento del diagnóstico y, de nuevo, 12 y 24 meses después.

Así, este este estudio incluyó a 141 pacientes con cáncer, entre 14 y 39 años, en el momento del diagóstico. 

En todos los casos estudiados, la actividad social del paciente continuó siendo más baja pero mejoró algo durante el primer año después del diagnóstico.

Los autores también examinaron las diferentes trayectorias de la actividad social a lo largo del tiempo y encontraron que uno de cada tres supervivientes de cáncer informó de una actividad social consistentemente baja en todos los momentos.