El equipo, que detalla sus hallazgos en un artículo publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' explica que esta nueva investigación da luz verde a los mecanismos subyacentes que afectan al plegado del cerebro y podrían utilizarse en el futuro para ayudar a diagnosticar enfermedades del cerebro.

Mediante la vinculación del cambio en el plegamiento del cerebro a la tensión en la corteza cerebral, la capa externa del tejido neural en el cerebro, el equipo encontró que con la edad, la tensión en la corteza parece disminuir, un efecto que fue más pronunciado en las personas con la enfermedad de Alzheimer.

La expansión de la corteza cerebral es la característica más obvia de la evolución del cerebro de los mamíferos y, en general, se acompaña de grados crecientes de plegado de la superficie cortical. En el cerebro adulto medio, por ejemplo, si la corteza de un lado, o hemisferio, estuviera desplegada y aplanada tendría un área superficial de aproximadamente 100.000 mm2, aproximadamente una vez y media el tamaño de una hoja de papel A4.

"Nuestro estudio ha demostrado que podemos usar esta misma ley para estudiar los cambios en el cerebro humano", explica el Wang, líder mundial en la Facultad de Ciencias de la Computación de la Universidad de Newcastle. "A partir de esto, hemos identificado un parámetro que disminuye con la edad, lo que se interpreta como cambio de tensión en la superficie cortical. Sería similar a la piel. A medida que envejecemos, la tensión cae y la piel comienza a aflojarse", pone como ejemplo.

Por otro lado, el equipo de investigadores encontró que los cerebros de hombres y mujeres difieren en tamaño, área superficial y grado de plegado. De hecho, los cerebros femeninos tienden a estar un poco menos plegados que los cerebros masculinos de la misma edad, a pesar de lo cual, los cerebros masculinos y femeninos siguen exactamente la misma ley.