Encontrar biomarcadores que indiquen el pronóstico de un paciente, las posibilidades de recidiva o, como en este caso, su sensibilidad a diferentes tratamientos ayudaría a personalizar el tratamiento de estos pacientes.

Aunque existen decenas de biomarcadores predictivos de respuesta en cáncer, el carcinoma renal metastásico no cuenta con ninguno. Tampoco para su terapia estándar, los fármacos antiangiogénicos, que han duplicado la supervivencia de los pacientes desde su introducción hace una década. 

Sin embargo, no todos los pacientes muestran una respuesta positiva ante su uso. "Existe un porcentaje que es refractario", explica Cristina Rodríguez-Antona, del Grupo de Cáncer Endocrino Hereditario del CNIO. "Esto quiere decir que el tumor sigue creciendo en presencia de TKIs". Hoy por hoy, no hay forma de saber qué respuesta mostrará cada paciente pero, "si pudiéramos distinguirlos a priori podríamos indicarles un tratamiento más adecuado", subraya la investigadora.

El equipo de investigadores pensó que los miRNAs serían buenos candidatos. Estas pequeñas moléculas actúan como reguladores en varios procesos biológicos, muerte, proliferación y diferenciación celular, por ejemplo, y son, además, muy estables, lo que permite su conservación en muestras de tejido.

En una primera fase, los autores realizaron una secuenciación completa de los miRNAs de tumores renales de 74 pacientes tratados con TKIs. De ellos, 16 (22%) ya mostraban progresión de la enfermedad en el primer control, mientras que en 58 (78%) el tumor presentó respuestas completas, parciales o estabilización de la enfermedad. 

"La secuenciación masiva nos ha permitido detectar todos los miRNAs en una serie [de pacientes] amplia y muy informativa", señala Rodríguez-Antona. "Hasta ahora –explica- en este campo se había trabajado con series pequeñas y técnicas menos robustas, lo que limitaba mucho los resultados". 

Para reforzar este primer hallazgo, los autores generaron un modelo predictivo en un grupo de 132 pacientes. Primero tuvieron en cuenta los cinco miRNAs diferencialmente expresados, además de otras características clínicas (grupo pronóstico, edad, sexo, etc.) y tras varios análisis dieron con un modelo basado en dos miRNAs que tenía “más precisión que cualquier factor clínico analizado”, a la hora de predecir la respuesta del tumor al tratamiento con TKIs.

Ante la llegada de nuevos fármacos y con las grandes diferencias que muestran los pacientes en la respuesta, "vamos a necesitar biomarcadores para dirigir los tratamientos”, señala Rodríguez-Antona. Este trabajo señala a los miRNAs como buenos marcadores predictivos de la respuesta a los TKIs. Aunque los investigadores señalan que "será necesario validar estos resultados en nuevas series de pacientes antes de utilizarlos para la personalización de la terapia frente al cáncer renal mestastásico".