Estos hallazgos, publicados en la revista 'Journal of Hepatology', recomiendan un seguimiento estricto de las complicaciones de salud y metabólicas cardiovasculares en pacientes con hígado graso no alcohólico.

El hígado graso se asocia a los trastornos metabólicos y es una enfermedad cada vez más común en los pacientes con obesidad, diabetes tipo 2, dislipidemia aterogénica e hipertensión arterial. La inflamación del hígado, unida a los depósitos de grasa en este órgano, ocasiona una enfermedad silenciosa en la que se producen síntomas sólo en etapas avanzadas de la enfermedad.

Los investigadores realizaron un estudio con cerca de 6.000 pacientes remitidos al Centro de Prevención Primaria Cardiovascular en el Hospital Pitié-Salpêtrière, entre 1995 y 2012 para evaluar si la EHNA es incidental a o es la causa de la aterosclerosis de las arterias carótidas, los mayores vasos sanguíneos del cuello que suministran sangre al cerebro, el cuello y la cara.

Así, tras contrastar resultados el equipo llegó a la conclusión de que en los pacientes con síndrome metabólico en riesgo de eventos cardiovasculares, el hígado graso no alcohólico contribuye a la aterosclerosis temprana y su progresión, independiente de los factores de riesgo cardiovascular tradicionales.