Los dos estudios , en los que participaron también expertos de la Universidad de Bristol, Reino Unido, arrojan luz sobre la forma en la que las dos partes causan mal funcionamiento de la orientación en la demencia y apuntan a las probables causas que apoyan la pérdida de orientación que es comúnmente experimentada por las personas que viven con la enfermedad.

En el primer estudio, el equipo analizó una parte del cerebro llamada la corteza entorrinal, una región que está asociada con funciones que incluyen la formación de la memoria y la navegación y contiene las llamadas "células de red" o "células rejilla". 

El equipo comparó la actividad en la corteza entorrinal de ratones sanos y roedores con demencia, detectando que los gradientes de arriba a abajo en la actividad eléctrica en la corteza entorrinal no están presentes en los animales con demencia. 

Sus hallazgos sugieren que la navegación en detalla fino, tal y como se puede encontrar en un mapa a gran escala, no se representa correctamente en los pacientes con demencia.

En el segundo estudio, los investigadores examinaron "células de lugar", ubicadas en el hipocampo, una estructura cerebral conocida por ser crítica en el proceso de aprendizaje y de memoria, ambos afectados por la demencia. Las células de lugar nos ayudan a identificar dónde estamos dentro de un determinado espacio.

El equipo vio que el hipocampo de los ratones con demencia se vinculó con alteraciones específicas en la función sináptica, celular y a nivel de red, lo que significa que la información espacial estaba erróneamente codificada y la memoria espacial, afectada.

"La demencia es uno de los mayores retos de salud de nuestro tiempo y todavía tenemos mucho que aprender acerca de sus causas, así como sobre el funcionamiento de nuestro cerebro. Esta investigación progresa en ambas áreas y es otro pequeño paso en el camino de diagnósticos más tempranos y la búsqueda de nuevos tratamientos y terapias", afirma Brown.