La optofarmacología es una disciplina emergente en farmacología que se basa en el uso de la luz para controlar la actividad de los medicamentos.  Al aplicar luz sobre un fármaco fotosensible se puede controlar el proceso de acción farmacológica con precisión espacial y temporal.

Ahora, los investigadores han culminado el diseño de un fotofármaco que posee potenciales aplicaciones terapéuticas para tratar el dolor, el JF-NP-26, una molécula que se puede activar con luz localmente y cuando se quiera (es decir, con una alta resolución espaciotemporal).

Todavía no existe en el ámbito clínico ningún precedente del uso de la optofarmacología para mejorar el tratamiento del dolor ni de ninguna patología relacionada con el sistema nervioso. Y en el estadio preclínico, con modelos animales, este es el primer fotofármaco diseñado para el tratamiento del dolor 'in vivo', según Francisco Ciruela, investigador de la UB que ha participado en este trabajo.

LA MOLÉCULA ENMASCARADA
Es lo que se llama un 'photocage', una molécula enmascarada químicamente e inactiva que se activa mediante la luz, según los autores. Primer fotofármaco contra el dolor
La molécula liberada por la acción de la luz, el raseglurant, no pertenece a ningún grupo de fármacos del arsenal farmacológico clásico contra el dolor, como los antiinflamatorios no esteroideos o AINE (paracetamol, ibuprofeno) y los opioides (morfina, fentanilo).

YA FUE PROBADO PARA TRATAR LA MIGRAÑA
Curiosamente, este compuesto fue explorado en ensayos clínicos como analgésico contra la migraña pero se descartó por su hepatotoxicidad. Sin embargo, esta nueva aproximación optofarmacológica del raseglurant puede evitar los efectos adversos en el hígado y abre el camino para emplearlo como analgésico.

El equipo de expertos de la UB y el IDIBELL está desplegando líneas de investigación en Optofarmacología para dar respuesta a muchos problemas asociados a la farmacología convencional, estudiando fotofármacos para tratar el Parkinson o la psoriasis. 

Asimismo, explora el uso optofarmacológico de luz con diferentes longitudes de onda (verde, amarilla y roja) que son menos tóxicas todavía.

"En un escenario de futuro, no podemos descartar que algunas sintomatologías se puedan aliviar con la implantación de fibras ópticas en el cerebro, tal como se implantan electrodos en la estimulación cerebral profunda en el caso del Parkinson", según este experto.