Este estudio, publicado en la revista 'Oncotarget', abre nuevas vías para entender mejor los mecanismos que regulan la progresión tumoral ya que demuestra que la ausencia de ARF provoca una mayor infiltración de macrófagos en los tumores que da lugar a un incremento en la formación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis), favoreciendo la migración de las células tumorales.

Los genes supresores de tumores son genes que controlan el crecimiento de las células en el organismo sano, actuando como reguladores negativos de crecimiento. Por lo tanto, cuando dichos genes no están presentes en la célula o su funcionamiento no es correcto, las células pueden crecer fuera de control, lo que puede conducir al cáncer.

Estos genes están implicados en diversos tipos de cáncer y, en concreto, la mutación del gen ARF se ha descrito en casi un 50% de los tumores humanos entre los que destacan los de mama, colon, próstata o glioblastoma, uno de los tumores cerebrales más agresivos.

Son muy importantes las células tumorales con su microambiente que, además de por células tumorales, también están formado por células no malignas entre las que destacan células endoteliales, fibroblastos y células infiltrantes del sistema inmunológico como los macrófagos o linfocitos.