El equipo de investigadores, dirigido por el profesor asociado Roger Pocock, en el Instituto de Descubrimiento Biomédico Monash y sus colegas en la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, detalla sus hallazgos en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'. 

El experto y su equipo descubrieron un gen que codifica un factor de transcripción llamado ETS-5, que controla las señales desde el cerebro a los intestinos.

Este gen desencadena una sensación de plenitud, así como la necesidad de dormir después de comer y como en las personas hay un gen similar, tiene potencial para desarrollar un fármaco que podría ayudar a controlar la obesidad mediante la reducción del apetito y el aumento de las ganas de realizar ejercicio. 

Los investigadores descubrieron el papel del factor de transcripción ETS-5 analizando neuronas individuales dentro del cerebro del gusano, monitorizando su respuesta a los alimentos.

Encontraron que, al igual que los mamíferos, incluyendo los seres humanos, una dieta que promueve el crecimiento provoca una respuesta diferente en gusanos en comparación con los alimentos de baja calidad.

En los mamíferos, una dieta cargada con grasas y azúcares estimula la sobrealimentación, lo que lleva a la obesidad. Cuando se alimentaban de alimentos de baja calidad, los gusanos vagaban en busca de una mejor nutrición.

El descubrimiento de ETS-5 supone la primera vez que se ha implicado una molécula reguladora genética de este tipo, y posible diana farmacológica, en el control intestinal-cerebral de comer y actividad, según Pocock.

"La familia de genes ETS está presente en los seres humanos y se ha vinculado previamente a la regulación de la obesidad. Desde que hemos conocido que esta familia de genes controla la ingesta de alimentos a través de un sistema de retroalimentación al cerebro, representa un objetivo farmacológico posible para el tratamiento de la obesidad", concluye.