Los expertos han explicado que la clave está en la fabricación de estos macrófagos más propensos a "robar" azúcar de las células que forman los vasos sanguíneos del tumor. Como resultado, estos vasos sanguíneos se estructurarán más fuertemente, lo que puede evitar que las células de cáncer se propaguen a otros órganos, como detallan los investigadores en un artículo publicado en 'Cell Metabolism'.

Los macrófagos son tipos de glóbulos blancos que atacan a los microorganismos extraños y eliminan las sustancias nocivas en el cuerpo, por lo que son una parte esencial del sistema inmune. Los macrófagos también pueden desempeñar un papel negativo en la biología del cáncer.

Aunque las propiedades de los macrófagos ya se han estudiado ampliamente, se desconocía si el cambio de su metabolismo impactaría en sus funciones. El equipo del profesor Mazzone y el doctor Mathias Wenes investigó el bloqueo de un gen específico llamado REDD1 en los macrófagos, el cual estimuló la glucólisis de las células, el proceso por el cual el azúcar se convierten en energía.