Este estudio ha analizado la actividad física y los hábitos de vida de 38.389 voluntarios de Asturias, País Vasco, Navarra, Granada y Murcia. Los participantes tenían entre 30 y 70 años al inicio del estudio, entre los años 1992 y 1996. También, los profesionales han monitorizado todos los fallecimientos durante un periodo de seguimiento de más de 13 años.

Entre las conclusiones principales del estudio, se observa que las labores del hogar contribuyen a disminuir el riesgo de mortalidad por cáncer en adultos entre un 30 y un 50%. En concreto, aquellos voluntarios cuya actividad física doméstica era mayor, veían reducido su riesgo de mortalidad por cáncer en un 28% los hombres, y hasta en un 48% las mujeres.

Además, el incremento de la actividad física doméstica impulsa la disminución del índice de mortalidad por enfermedad coronaria hasta en un 63%.

La originalidad del estudio reside en haber analizado por separado los distintos tipos de actividad física (laboral, de recreo y doméstica) para estudiar sus efectos individuales sobre la salud de los participantes.