El cáncer de ovario supone el 3% de todos los cánceres en mujeres y es la quinta causa principal de muerte por cáncer entre las mujeres en Estados Unidos.

"La correlación de nuestros datos con los resultados clínicos es el primer paso hacia una eventual capacidad de predecir los resultados que reflejan la supervivencia del paciente, con potenciales aplicaciones para la medicina de precisión y nuevos objetivos para las intervenciones farmacéuticas", resalta Daniel W. Chan, profesor de Patología y Oncología que dirigió el equipo de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. "Pero al igual que cualquier cosa en la medicina, la validación clínica será un proceso largo y riguroso", añade.

Los investigadores, de este estudio, esperan estar en mejores condiciones de identificar los factores biológicos que definen al 70% de los pacientes con cáncer de ovario que sufren la forma más maligna de cáncer de ovario, llamada carcinoma seroso de alto grado", ha explicado Chan.

En su esfuerzo por explicar mejor la biología del cáncer de ovario, cada equipo estudió subconjuntos de 169 muestras de tejido de carcinoma seroso de alto grado y los datos genómicos y clínicos adjuntos extraídos del Atlas del Genoma del Cáncer (TCGA, por sus siglas en inglés), un esfuerzo de colaboración para mapear mutaciones genéticas del cáncer. La tarea para el cáncer de ovario se completó en 2011.

El equipo de Johns Hopkins seleccionó inicialmente 122 de las muestras en base a la capacidad de aquellos tumores para reparar el ADN dañado, conocido como deficiencia de recombinación homóloga, y se caracteriza por cambios en los genes, incluyendo BRCA1, BRCA2 y PTEN, mutaciones vinculadas a un aumento del riesgo de cáncer y la gravedad.

"Hemos elegido examinar estas muestras porque los pacientes con cambios en estos genes ya se benefician de un régimen de medicamentos específicos para el cáncer de mama, por lo que si podíamos encontrar cambios similares en los genomas del cáncer de ovario y los proteomas, los pacientes probablemente se beneficiarían del mismo régimen", relata Chan.

El equipo del Laboratorio del Noroeste del Pacífico seleccionó inicialmente 84 muestras en base a los tiempos de supervivencia general de los pacientes. "Examinamos los datos de los pacientes que sobreviven menos y los de mayor supervivencia, con la esperanza de identificar los factores biológicos asociados con la supervivencia extremadamente corta o mejor que el promedio, que sobreviven más tiempo", detalla Rodland.

Entonces, a través de su participación en el Consorcio de Análisis Clínicos Proteómicos de Tumores (CPTAC, por sus siglas en inglés), un programa del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, que financió a los dos equipos, los investigadores combinaron sus esfuerzos. Mediante técnicas de identificación, como la espectrometría de masas, los equipos identificaron 9.600 proteínas en todos los tumores y se centraron en estudiar 3.586 proteínas comunes a las 169 muestras tumorales.