Los investigadores utilizaron una técnica no invasiva ultrasónica desarrollada originalmente para detectar defectos microscópicos en cohetes de combustible sólido, como propulsores de transbordadores espaciales, para detectar con éxito los cambios de rigidez celular asociados con ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades.

Uno de los científicos del equipo, Brian Patchett describirá el método, que utiliza ondas sonoras para manipular y monitorizar las células, durante la Reunión de 2015 de la Sociedad Acústica de América.

El método combina una onda ultrasónica de baja frecuencia para elevar las células y confinarlas a una sola capa dentro de un fluido y una onda ultrasónica de alta frecuencia para medir la rigidez de la célula.

"Una onda acústica es una onda de presión, por lo que viaja como una onda de alta y baja presión. Al atrapar una onda de sonido entre un transductor, como un orador, y una superficie reflectante, podemos crear una 'onda estacionaria' en el espacio de enmedio", explica Patchett. "Esta onda estacionaria tiene capas estacionarias de alta y baja presión, también conocidas como 'antinodos', y áreas, los 'nodos', donde la presión sigue siendo la misma", añade.

Así, el equipo consigue elevar acústicamente las células y aislarlas en forma similar a su estado natural, como lo estarían dentro del tejido humano o el torrente sanguíneo. 

Trabajos anteriores en este ámbito se basaron en hacer crecer cultivos celulares en una placa de Petri, que tiende a deformar la estructura, además de crear todo tipo de interferencia, según Patchett.