La insuficiencia cardíaca es la incapacidad del corazón para expulsar una cantidad de sangre suficiente para las necesidades del organismo. Una enfermedad, que en busca de un objetivo similar al Código Infarto, ha unido la visión de tres especialidades médicas representadas por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) y la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), en la redacción del "Consenso para la mejora de la atención integral de los pacientes con Insuficiencia Cardíaca Aguda".

Aunque esta cifra sitúa a la Insuficiencia cardíaca aguda como cuarta causa de defunción en nuestro país, todavía no existe un protocolo de actuación similar al aplicado en el caso del infarto, que permitió reducir la mortalidad por esta causa hasta en un 50% en la última década.

La necesidad de este documento surge a partir de las consecuencias de la enfermedad en torno a los hospitalizaciones, el gasto sanitario que estas generan, así como las cifras relacionadas cob su mortalidad.

En España, según el estudio PRICE, el 6,8% de los mayores de 45 años y el 16% de los mayores de 75 años padecen insuficiencia cardiaca. Esta situación sitúa a la enfermedad como la primera causa de hospitalización en nuestro país, con una cifra que alcanza los 100.000 ingresos anuales. Cada una de estas hospitalizaciones, con una duración media de entre siete y diez días, tiene un coste de 4.900 euros.

A ello se suman graves consecuencias relacionadas con una elevada mortalidad, en la que una cuarta parte de los pacientes fallece al año de su ingreso, y con la morbilidad vinculada a enfermedades asociadas como diabetes, EPOC o insuficiencia renal, entre otras.

A pesar de ello, según el estudio SHAPE, el 67% de la población cree erróneamente que estos pacientes tienen mejor pronóstico que los pacientes con cáncer. Una creencia que quieren cambiar los profesionales, mediante el consenso alcanzado, con el que se busca reducir la duración de las hospitalizaciones a un día, establecer un ahorro cercano al 9% del coste de estos ingresos y, finalmente, reducir la mortalidad entre un 25% y un 50%.

Para poner freno a una tendencia, que podría suponer un aumento en el número de pacientes de un 25% en 2030, los profesionales médicos de las tres disciplinas relacionadas con la enfermedad reclaman una atención integral y urgente de estos pacientes, desde el momento del ingreso hasta después del alta.

Con la intención de realizar un análisis crítico de la situación, observar los puntos a mejorar y establecer las estrategias que permitan alcanzar los objetivos fijados, los profesionales sanitarios han establecido un decálogo con 36 recomendaciones, de las que destacan diez claves:

1) Protocolizar, en cada hospital, los criterios generales de la asistencia a los pacientes con ICA.

2) Todos los pacientes deben recibir consejos sobre su enfermedad, antes de recibir el alta.

3) Puesta en marcha de protocolos locales multidisciplinares mediante programas de la enfermedad integrados en la atención primaria.

4) Uso de péptidos natriuréticos, es decir, de hormonas con propiedades vasodilatadoras, en pacientes con sospecha de padecer la enfermedad.

5) Mejora del diagnóstico mediante la realización en urgencias de una ecocardiografía.

6) En la fibrilación auricular rápida, que es el tipo más común de arritmia, se debe reducir la frecuencia cardíaca.

7) Los pacientes con inestabilidad clínica deberían ingresar, según los casos, en los distintos servicios hospitalarios.

8) Evaluar la dosis de los medicamentos diuréticos diariamente.

9) Al ingreso del paciente, mantener el tratamiento con los fármacos IECA y ARAII, para reducir las complicaciones cardiovasculares.

10) Cambios en el tratamiento cuando empeora el estado del paciente por el aumento de la disnea, es decir, el aumento de la dificultad respiratoria.

Para cumplir con estos objetivos, los expertos reclaman el apoyo de las administraciones bajo la necesidad de aumentar el número de unidades de insuficiencia cardíaca en los centros hospitalarios, ya que sólo están presentes en el 10% de los hospitales.