A esos factores de riesgo se unen otros que hay que evitar, como el sedentarismo, la obesidad y el tabaco, además de aprender a saber gestionar el estrés, un factor que supone un elevado riesgo para las mujeres.

Los infartos cerebrales son la primera causa de muerte de las mujeres en España. Una de cada cinco mujeres sufre un accidente cerebrovascular en algún momento de su vida y en nuestro país más de 16.000 mueren al año por ello, 4.000 más que entre los hombres.

¿Por qué las mujeres son más proclives a sufrir un ictus?. Las razones las da la doctora Almudena Castro, coordinadora de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital La Paz de Madrid, presidenta de la sección de Cardiología Preventiva y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología y directora de Mimocardio, un proyecto para mejorar la comunicación entre médicos y pacientes. 

Hombres y mujeres comparten los factores de riesgo de ictus, pero ellas padecen más patologías de vasos sanguíneos y arterias porque "tienen mayor sensibilidad biológica a sufrir un daño cerebral por cualquier estímulo, como por ejemplo el tabaco". 

"Cualquier enfermedad que tenga un impacto sobre las arterias -incide Castro- tiene un efecto más rotundo en las arterias de las mujeres", y sus consecuencias varían dependiendo de la zona que ha afectado al vaso infartado, del tiempo que ha estado el cerebro sin recibir sangre y del daño que ha producido. 

Por otro lado, existe otra cuestión importante: "Las mujeres tardamos mucho en ir al hospital. Pensamos que les puede pasar a nuestros hijos o marido, pero no a nosotras. 

Probablemente, es una cuestión educacional. Somos menos egoístas y pensamos menos en nosotras". Cuando la mujer llega al hospital, "normalmente llega tarde y muchas veces sola", según la experta, quien hace hincapié en otro factor de riesgo: la fibrilación auricular, una arritmia por exceso que multiplica hasta por cinco las probabilidades de un ictus.

Para evitarlo, es necesario que la paciente esté tratada con fármacos anticoagulantes, que eviten la formación de trombos. En cuanto al estrés, por sí solo no es una causa para tener un ictus, según la doctora. "Es un factor desencadenante, que precipita que todo lo que está abajo aflore. Actúa sobre una enfermedad ya latente".