Tras analizar los cambios de espesor que se producen en los pacientes en una fase previa de la enfermedad, investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) han logrado identificar, por primera vez, la forma, el tamaño y la ubicación exacta de esas regiones oculares que resultan afectadas por el alzheimer.

Uno de los mayores retos de la medicina es la búsqueda de biomarcadores que permitan la detección precoz de la enfermedad, y la retina es uno de los más atractivos.

Los expertos han observado que, mientras que algunas capas de la retina de pacientes ya diagnosticados de alzheimer están "neurodegeneradas", otras presentan una "neuroinflamación", lo que puede alertar de la presencia de la enfermedad incluso antes que otras pruebas.

La investigación, cuyos resultados se publican en la revista "Scientific Reports", ha revelado que en los estadios tempranos de la enfermedad el adelgazamiento en todas las capas neuronales predomina sobre el engrosamiento.

Los investigadores de los Institutos de Tecnología del Conocimiento y de Investigaciones Oftalmológicas Ramón Castroviejo –ambos de la UCM– han desarrollado nuevas técnicas y herramientas analíticas que les ha permitido comprobar que los primeros cambios se manifiestan en la zona macular, que es la zona más sensible, encargada de la visión más fina y también de la percepción del color, ha explicado José Manuel Ramírez, director del Instituto Ramón Castroviejo.

Este estudio se ha realizado en un grupo de 19 pacientes, seleccionados de unas 2.124 historias clínicas del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Esta muestra padecía la enfermedad en un estadio muy incipiente y estaban libres de otras patologías con incidencia en la retina, ha informado la Universidad Complutense en una nota de prensa.

Por otro lado, se formó un grupo de control con 24 voluntarios, semejantes en edad y otras características pero sin ninguna patología relevante.

Para cada persona de ambos grupos se obtuvo, mediante una "tomografía de coherencia óptica", la imagen tridimensional de una región cuadrada de su retina.

Este tipo de tomografías utiliza un haz de luz que barre esa zona de la retina en solo 2,5 segundos, y se trata de una técnica no invasiva, muy rápida, de bajo coste y de uso frecuente, ha señalado Elena Salobrar.

Para comparar los cambios de espesor en capas diferentes, los investigadores desarrollaron programas informáticos capaces de realizar operaciones aritméticas exactas con los números enteros "gigantes" que obtenían de la combinación de los cientos de miles de puntos que se analizaban en cada capa.

Todos los conocimientos obtenidos en este estudio implican, han subrayado los expertos, un gran avance para el diagnóstico y el seguimiento de esta enfermedad y apuntan a la retina como un buen biomarcador.