Entre los posibles beneficios de esta bebida consumida de forma moderada se encuentra que puede disminuir el riesgo de padecer enfermedades coronarias ya que, gracias a su alto contenido en polifenoles, antioxidantes naturales, contribuye a aumentar el colesterol protector HDL y a reducir los niveles del colesterol perjudicial, LDL.

Además, podría favorecer los procesos de reparación de los corazones que han sufrido un infarto de miocardio, lo que deriva en un menor tamaño de la cicatriz y una mejora en el funcionamiento cardíaco global. Los compuestos bioactivos contenidos en la cerveza, concretamente en los polifenoles podrían tener efectos protectores sobre los vasos sanguíneos y el corazón.

Su consumo moderado tiene, además, un efecto protector en la aparición y progresión de la aterosclerosis, es decir, el endurecimiento de los vasos sanguíneos por la acumulación de grasa, así como sobre diferentes factores de riesgo cardiovascular, especialmente en la población con riesgo cardiovascular moderado-alto.

También mejora la sensibilidad a la insulina, puede aumentar la concentración de las lipoproteínas de alta densidad (HDL), reducir la inflamación, aumentar la adiponectina, una hormona que participa en el metabolismo de la glucosa y los ácidos grasos, y mejorar la función endotelial.

Desde el Centro de Información Cerveza y Salud han subrayado que cada vez hay más datos que indican que el consumo moderado de cerveza también podría poseer cualidades antiinflamatorias y contribuir, así, a la reducción aún mayor del riesgo vascular. Este centro promueve desde su fundación en 1998 la investigación sobre las propiedades nutricionales del consumo moderado de cerveza y su relación con la salud.