El pasado 26 de marzo fue el Día Mundial del Cáncer de Cérvix y la Asociación de Afectadas por el cáncer de ovario y Ginecológico (Asaco) quiere concienciar a todas las personas de la necesidad de que las mujeres acudan al ginecólogo y se realicen citologías periódicas.

El cáncer de cérvix se produce cuando las células normales del cuello del útero comienzan a transformarse y crecen de manera descontrolada, convirtiéndose de forma gradual en lesiones pre-malignas y, posteriormente, en malignas.

La evolución de las lesiones malignas es lenta, lo que ofrece muchas oportunidades para la prevención del cáncer o para su diagnóstico y tratamiento en etapas iniciales, según ha señalado en un comunicado el jefe de Servicio de Ginecología del Instituto Valenciano de Oncología (IVO) de Valencia, Lucas Minig.

Por todo ello, la prevención es vital. Cada año se diagnostican en España 2.500 nuevos casos de cáncer de cérvix; ocupa el sexto lugar en incidencia de cáncer femenino ocasionando 800 muertes cada año.

Pero, ¿cuáles son los síntomas?

Al principio, las mujeres que lo padecen no sufren síntomas pero después pueden aparecer algunos en concreto como sangrado leve entre o después de la menstruación, sangrado menstrual más largo y abundante de lo normal, después del coito o durante el examen pélvico en la consulta del ginecólogo.

En el caso de las mujeres que se encuentran en la menopausia, el sangrado genital suele ser el principal síntoma clínico, así como el aumento de la secreción vaginal.