La enfermedad del cáncer en niños es poco común, pero constituye el mayor número de muertes en este sector de la población, donde uno de cada cinco menores muere en Europa por esta causa.

A pesar de que la investigación en cáncer infantil ha permitido generar esperanzas sobre la curación de esta enfermedad, aún queda mucho camino por recorrer hasta alcanzar su remisión completa y sin secuelas, donde dos de cada tres niños que superan el cáncer presentan importantes efectos adversos.

En la actualidad, la mayoría de fármacos utilizados en el cáncer infantil no están autorizados para la población pediátrica, de manera que se llevan a cabo por homología en la población adulta; en este sentido, tan solo nueve de los 150 fármacos desarrollados han sido aprobados.

La baja prevalencia del cáncer pediátrico ha propiciado un desinterés de la industria farmacéutica en su investigación. Tampoco existe una especialidad de oncología pediátrica, ni un plan formativo para los pediatras de este país.

Todo ello supone uno de los principales retos en la actualidad, puesto que, junto con el modelo de gestión sanitaria actual, se genera una gran heterogeneidad y discrepancia sobre la manera de abordar esta patología.

Además, la dispersión territorial de los pacientes y la ausencia de concentración del conocimiento también suponen una traba en la incorporación del cáncer infantil en estudios internacionales o la implementación de nuevas estrategias como la medicina personalizada.

Por su parte, la exposición a efectos indirectos medioambientales, como los tóxicos por vertidos o daños en infraestructuras, podrían tener un papel fundamental unido a la predisposición genética de esta enfermedad, que se sitúa en el 10 por ciento de todos los cánceres infantiles.

Además de la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia y el trasplante hematopoyético, la inmunoterapia constituye una estrategia terapéutica que ha resultado eficaz en la leucemia aguda linfoblástica pediátrica, con una implementación gradual en el sistema sanitario, debido a que se están buscando maneras de abaratar sus costes.

Por su parte, la implementación del diagnóstico molecular del tumor infantil constituye, junto con las características de cada paciente con cáncer infantil, una de las principales tareas pendientes en España.

Finalmente, cabe destacar que el impacto de la pandemia ha generado retrasos en el diagnóstico y el manejo de pacientes con cáncer. En este sentido, su impacto en la supervivencia de niños con cáncer ha sido importante, especialmente en los países menos desarrollados.