Este sistema es diez millones de veces más sensible que los actuales sistemas que se usan para la detección precoz de los tumores cancerígenos, algo que es fundamental para poder aplicar un tratamiento personalizado, cuanto antes, y así poder aumentar las posibilidades de salvar la vida de los pacientes afectados.

Estos nuevos sensores sólo tienen una tasa de error de 2 de cada 10.000 ensayos. La sangre contiene proteínas segregadas por tumores y, por lo tanto, su detección (lo antes posible) en los análisis sanguíneos es crucial para el diagnóstico precoz del cáncer y para su tratamiento personalizado.

El hallazgo, que es fruto del trabajo del equipo que dirigen Javier Tamayo y Montserrat Calleja en el Instituto de Microelectrónica de Madrid (CSIC) y cuenta con el investigador Johann Mertens como primer autor, "supone un avance en una de las técnicas más utilizadas en la actualidad en la disciplina de la biología molecular y que ha permitido acelerar la obtención de resultados en múltiples tipos de investigaciones: los 'chip' de ADN".

"En este trabajo, fusionamos dos conceptos: nanomecánica y nanoóptica. El marcador tumoral es atrapado en la superficie de microtrampolines de silicio y posteriormente por nanoparticulas de oro. Tanto el microtrampolín como la nanoparticula tienen en su superficie anticuerpos que muy selectivamente se adhieren al marcador, y por lo tanto actúan como nuestro perro rastreador", ha explicado el científico del CSIC Javier Tamayo.

"El paso final es sencillo, ha afirmado Tamayo, si el marcador tumoral está en la sangre, quedará "registrado" mediante la presencia de nanonpartículas de oro en el trampolín miniaturizado. La frecuencia a la que oscila el trampolín cambia debido a la masa de las nanopartículas. Además las nanoparticulas cambian el color del microtrampolín, y ese cambio de color es muy sencillo de medir".

El concepto se demuestra con dos biomarcadores de cáncer: el antígeno carcinoembrionario (CEA) y el antígeno prostático específico (PSA), según detallan los investigadores. Estos dos antígenos se emplean actualmente en uso clínico para el diagnóstico, seguimiento y pronóstico de cáncer de colon y cáncer de próstata, respectivamente.

Recientemente, el director del proyecto, Javier Tamayo, ha declarado en una entrevista de radio que la mitad de los miembros de este equipo de científicos se irá previsiblemente al paro porque sus contratos finalizan el próximo verano. "Estamos tratando de conseguir fondos en Europa para poder seguir con nuestra investigación, porque la mitad del grupo se queda sin contrato en unos meses", ha afirmado Tamayo.