El uso de cigarrillos electrónicos ha comenzado a extenderse, tanto entre fumadores que buscan una forma de poner fin a este hábito, como entre jóvenes no fumadores. Hasta ahora, si bien distintas investigaciones destacaban la toxicidad existente en usar estos dispositivos con nicotina, se desconocían los perjuicios que pudieran presentar los cigarrillos electrónicos que no quemasen nicotina.

Un nuevo estudio, en el que han participado investigadores de la Universidad de Pensilvania, destaca que vapear, aunque sea sin nicotina, puede resultar dañino, tanto a corto, como a largo plazo. A través del análisis de adultos no fumadores, mediante exámenes magnéticos, se ha observado que utilizar un cigarrillo electrónico, incluso en una sola ocasión, deriva en un flujo sanguíneo reducido y una función endotelial deteriorada en la arteria femoral que conduce la sangre hacia el muslo. Esto podría provocar que la sangre dejase de fluir hacia el corazón o el cerebro, lo que provocaría un paro cardíaco o un derrame cerebral.

Como han destacado los autores del estudio, aunque el líquido usado por estos dispositivos pueda ser inofensivo, “una vez convertido en vapor pasa por un proceso en el que sus moléculas se transforman en sustancias tóxicas”. Esto supone que, “más allá de los efectos negativos de la nicotina, este consumo da lugar a unos resultados repentinos e inmediatos en la función vascular del cuerpo y podrían conducir a consecuencias perjudiciales a largo plazo”.

Estos resultados exponen la toxicidad de los cigarrillos electrónicos a corto plazo. No obstante, al mismo tiempo destacan que una exposición prolongada a estos productos causa inflamación vascular. Por ello, los responsables de la investigación advierten que todavía son necesarios más estudios acerca de los peligros para la salud que puede suponer utilizar uno de estos vapeadores.