La investigación está liderada por el responsable de la Unidad de Neurodesarrollo de Neurología Infantil del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y colaborador del grupo de investigación 'Neurología Experimental' del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS), Gustavo Lorenzo Sanz.

"La incorporación del exoesqueleto tendrá un doble impacto para los pequeños. Por un lado en su salud, ya que el estar siempre sentados favorece que padezcan problemas de columna, respiratorios o de circulación, entre otros; y, por otro, en calidad de vida, al dotarles de la autonomía necesaria para mejorar su autoestima y su integración social", ha explicado el investigador.

La atrofia muscular espinal es una de las enfermedades neuromusculares degenerativas más graves de la infancia y, aunque es poco frecuente, provoca altas cifras de mortalidad. Tiene un origen genético y causa debilidad muscular generalizada progresiva lo que provoca que los niños no puedan caminar. 

Por eso, esta nueva estructura, que pesa 12 kilos, podrá evitar la aparición de complicaciones asociadas a la pérdida de movilidad y se sitúa con una alternativa a la terapia de rehabilitación actual.

La tecnología ha sido patentada y licenciada conjuntamente por el CSIC y su empresa de base tecnológica Marsi Bionic. Un gran avance que podrá dar la oportunidad a que niños puedan tener la posibilidad de mantenerse de pie y andar de forma independiente.