Las publicaciones científicas actuales han observado más trombosis, especialmente pulmonares, a corto plazo.

Independientemente de que entre la población general puedan registrarse más eventos trombóticos de lo normal como consecuencia del confinamiento, también hay que tener en cuenta que muchos pacientes, durante la convalecencia del Covid-19 pueden padecerlos y también es una de las secuelas de la infección.

El grupo de trabajo de Vaculopatías de SEMERGEN ha analizado la situación.

Los principales síntomas de la trombosis son el dolor espontáneo; la palpitación sobre la extremidad afectada, que aumenta al ponerse de pie e intentar caminar, y que rara vez afecta a ambas piernas; el edema más o menos intenso en función de su localización; sensación de empastamiento muscular; cambios de coloración en forma de eritema y aumento de la temperatura local.

Sin embargo, hasta en un 30-40% de los casos la trombosis no produce síntomas.

En el caso de la embolia pulmonar, los signos más habituales son: dificultad para respirar de forma súbita; dolor o molestia en el pecho; mareos o desmayos; taquicardia; hemoptisis (expectoración de sangre) y fiebre, entre otros.

Factores de riesgo

Entre los principales factores de riesgo los expertos señalan que son los trastornos genéticos de la coagulación, la historia personal o familiar de trombosis previa, embarazo, parto y puerperio, edad, obesidad, tabaquismo, enfermedades autoinmunes como el lupus y la enfermedad inflamatoria intestinal. También la insuficiencia cardíaca, la enfermedad pulmonar, la presencia de venas varicosas, cáncer, anticonceptivos hormonales con estrógenos o terapia hormonal sustitutiva, la falta de ejercicio, situaciones de inmovilización, hipertensión arterial y dislipemia.

Los hombres y mujeres mayores de 60 años tienen el mismo riesgo. Sin embargo, en edades más jóvenes es más frecuente en mujeres que en hombres.