Cada vez un mayor número de la población desarrolla enfermedad renal crónica (ERC); una patología que en 2016 suponía una media de casi 13 muertes diarias. De esta forma, y aprovechando que este 12 de marzo se celebra el Día Mundial del Riñón, se ha lanzado una campaña que advierte de los riesgos de dietas con alto contenido en fosfato.

Entre los principales grupos de riesgo para el desarrollo de esta enfermedad destacan las personas mayores de 50 años, así como los fumadores, o los pacientes con diabetes, hipertensión u obesidad. Por último, también aumenta el riesgo entre aquellas personas con antecedentes familiares de enfermedad renal.

La campaña, que ya se ha presentado a la Comisión de Sanidad del Congreso, cuenta con la colaboración y participación de distintas asociaciones, entre las que destacan la Organización Nacional de Trasplante (ONT), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), la Sociedad Española de Nefrología (SEN) o la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

La principal reivindicación de estas organizaciones se centra en denunciar el excesivo consumo de dietas ricas en fosfato; un elemento que puede dañar de manera considerable la salud renal. En la actualidad, lo recomendable es no superar los 700 miligramos de este elemento que aparece sobre todo en los aditivos, conservantes y saborizantes de los productos procesados.

Sin embargo, lo más común es que la ingesta diaria llegue a superar los tres gramos de fosfato. Es decir, una cantidad que varía entre el doble y el cuádruple de lo recomendado. Por ello, se ha producido un alarmante ascenso de los casos de enfermedad crónica renal en nuestro país, con más de 1.300 personas por millón de población, ingresadas para recibir Tratamiento Renal Sustitutivo (TRS), y un aumento superior al 30% de personas con esta patología.