Después de un periodo de ascenso que comenzó en 2012, el consumo de antibióticos ha disminuido un 7,2% entre 2016 y 2017. La Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps), sin embargo recuerda que, pese a esta mejora, es necesario reducir aún más el tratamiento mediante este tipo de sustancias por parte de la población. También ha recordado que nuestro país se sitúa en el quinto puesto de mayor consumo de antibióticos por ciudadano.

Para reducir estas terapias, el Consejo Interterritorial de Salud continúa con el desarrollo de un plan de resistencia bacteriana que avala una prescripción diferida de antibióticos. De forma que los pacientes sean instruidos, para utilizar lo recetado, solo en caso de que los síntomas se agraven. De esta forma, se pretende frenar el consumo excesivo y, en ocasiones, sin prescripción ni consulta médica, por parte de la población española.

Estas medidas también buscan reducir una ingesta que en dos de cada tres casos no es necesaria, ya que solo el 31% de la población que accede a estas terapias necesita realmente hacer uso de antibióticos, y reducir un problema que cada año es responsable en gran parte de hasta 3.000 muertes en nuestro país: la resistencia farmacológica.

De esta forma se cumpliría también con los Programas de Optimización de Uso de Antibióticos (PROA) que adaptarán la duración de los tratamientos según las recomendaciones actuales, como impulsamos desde Constantes y Vitales a través de la campaña ‘Tómalo en cuenta’, para concienciar acerca de la necesidad de cumplir con los tratamientos, frente al autoconsumo de fármacos, o el no seguimiento recomendaciones de profesionales de la medicina.