El estudio, publicado en la revista The New England Journal of Medicine, ha analizado el papel que tiene de una de las mutaciones más habituales de la proteína BRAF, presente en un 50% de los melanomas y que ahora se ha descubierto en otros tipos de tumores.

Concretamente, el ensayo ha estudiado la presencia de esa mutación en el adenocarcinoma de pulmón, el cáncer de ovario, el cáncer colorrectal, el colangiocarcinoma, el cáncer de mama, el mieloma múltiple, la enfermedad de Erdheim-Chester y la histiciosis de células de Langerhans. 

Los resultados de la investigación abren la puerta a diseñar, en ensayos posteriores, terapias moleculares dirigidas contra esa mutación genética para mejorar la eficacia de los fármacos que actualmente se usan para luchar contra los tipos de cáncer mencionados. Según Josep Tabernero, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Vall d'Hebron y uno de los principales investigadores del estudio, considera que los resultados del ensayo permiten aplicar una misma terapia, que ya se había mostrado efectiva como inhibidor de la mutación en los melanomas, a otros tipos de tumores. 

Además, sostiene Tabernero, el descubrimiento de esa mutación genética permitirá también "afinar más la terapia dirigida a cada tipo de paciente". En el estudio internacional participaron 122 pacientes de 23 centros de todo el mundo que tenían distintos tipos de cáncer que presentaban la mutación BRAF, el 89% de los cuales habían recibido anteriormente una línea de tratamiento. 

El ensayo puso de relieve que el fármaco vemurafenib -un combinado de cetuximab, anticuerpo que actúa contra la proteína EGFR, receptor del factor de crecimiento epidérmico- es efectivo en varios tipos de tumores, especialmente el de pulmón, con una respuesta del 42%, y la enfermedad Erdheim-Chester, con un respuesta del 43%. 

También se registraron respuestas a ese fármaco, aunque menores, en el cáncer de ovario, el colangiocarcinoma, el glioblastoma, el cáncer de tiroides y el cáncer de páncreas. Los estudios de estas características, denominados "básquet", permiten maximizar señales primerizas de actividad de forma simultánea en múltiples tipos de tumores. La detección de esas alteraciones comunes en los tumores sirven como biomarcadores para afinar los tratamientos y las terapias dirigidas, lo que puede resultar útil para frenar el avance de la enfermedad. 

La importancia de este tipo de estudios es fundamental para analizar la biología de cada tumor y sus características comunes con otros, teniendo en cuenta que pueden mutar en el curso de la enfermedad, con lo que los tratamientos inicialmente empleados pueden dejar de ser efectivos. 

En una etapa posterior del ensayo, que se encuentra actualmente en su fase II, se deberá ampliar el estudio de la eficacia del vemurafenib en los cánceres mencionados ya que, según advierten los autores, su potencial terapéutico a menudo es difícil de analizar mediante estudios específicos por el gran número de tipos de tumores involucrados, la baja frecuencia de las mutaciones y la rareza de algunos tipos de cáncer.