Un estudio dirigido por investigadores del Centro Oncológico Integral Jonsson de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) afirma haber encontrado una manera de volver más eficaz el tratamiento contra los cánceres más agresivos, como el colorrectal, el de páncreas o el melanoma.

El descubrimiento consiste en combinar dicho tratamiento con inhibidores de puntos de control inmunitarios, y rápidamente agregar una terapia para las mutaciones. Esto puede combatir la resistencia al tratamiento y alargar la esperanza de vida.

Los inhibidores de los puntos de control inmunitarios reactivan las células inmunitarias o células T que eliminan los tumores. Por su parte, las terapias contra las mutaciones suprimen aquellos tumores que tienen mutaciones que activan las vías que provocan el cáncer.

A pesar de que ambos mecanismos han supuesto una innovación en las terapias contra el cáncer, la resistencia a ellas es un problema común, especialmente en el cerebro. Así, estudios recientes sugieren que combinar el inhibidor de puntos de control dirigido a PD-1/L1 con una terapia dirigida a MAPK, puede ayudar a combatir la resistencia al tratamiento.

Sin embargo, los científicos de la UCLA descubrieron que iniciar ambas terapias al mismo tiempo no es lo más eficaz, sino empezar con dos dosis de terapia anti-PD-1/L1 y después añadir la terapia destinada a la MAPK. Esto prolonga la reducción del tumor y previene la resistencia al tratamiento.

En el estudio, publicado en la revista Cancer Cell, los científicos probaron diferentes regímenes secuenciales-combinatorios en modelos de animales con los tres tipos de cáncer más agresivo.

Con ello descubrieron que únicamente un régimen superaba notablemente a los demás y hallaron mecanismos de las moléculas y las células que les permitieron explicar por qué se obtiene una mayor eficacia con la secuenciación que con la combinación del tratamiento.

Además, descubrieron que aquellos pacientes que habían recibido terapias de control inmunitarios de manera involuntaria, frente a los que no lo hicieron, posteriormente generaron una mejor respuesta a la terapia dirigida a MAPK.

Por otro lado, también comprobaron que la secuenciación racional de la terapia anti-PD-1/L1 previa a la inclusión de inhibidores de MAPK acababa con la metástasis cerebral del melanoma y favorecía la supervivencia en ratones.

Por su parte, las células T experimentaron una fuerte expansión clonal en todas las partes del organismo a las que se había extendido el cáncer, lo que incluye el cerebro. Así, introducir dos tipos de terapia de punto de control inmunitario-antiPD-1/L1 junto con anti-CTLA-4 eliminaba aún más la propagación del cáncer, incluida la del cerebro, y aumentaba la supervivencia de los ratones.

Con el régimen secuencial-combinatorio, se consiguió volver los tumores más visibles para las células T, del mismo modo que el entorno de ellas fue más hospitalario, tanto para su crecimiento como para su función de eliminar tumores.