Se trata de una enfermedad rara neurológica que afecta principalmente a las células nerviosas responsables de controlar el movimiento muscular voluntario, como caminar o hablar. Empeora con el tiempo y finalmente conduce a la muerte, la mayoría de las veces a causa de insuficiencia respiratoria. No hay cura para la ELA.

"Descubrimos que las personas con ELA tienen problemas de pensamiento y problemas de conducta como apatía, cambios en las conductas alimentarias y falta de inhibición, incluso en las primeras etapas de la enfermedad", explica Sharon Abrahams, de la Universidad de Edimburgo. "En la última etapa de la enfermedad, solo un pequeño porcentaje de personas están libres de estos problemas cognitivos y de comportamiento", añade.

Las personas con ELA deben ser examinadas con regularidad para detectar estos problemas. El estudio analizó a 161 personas con ELA que se compararon con 80 personas que no tenían la patología. Todos realizaron pruebas de habilidades de pensamiento y se les preguntó sobre síntomas de conducta como apatía y pérdida de simpatía o empatía.

las personas con ELA se dividieron en grupos según la etapa de la enfermedad en la que se encontraban, que está determinada por la cantidad de regiones del cuerpo involucradas en la enfermedad. Las regiones son extremidades superiores; miembros inferiores; área bulbar, que son los músculos que afectan al habla y la deglución; y respirar y comer. La etapa 1 involucra una región, la etapa 2 afecta a dos regiones, la etapa 3 implica tres regiones y la etapa 4 es cuando la respiración o la alimentación se ven lo suficientemente afectadas como para necesitar intervenciones.

Los del ELA tuvieron puntajes peores que el grupo de control en todas las pruebas de pensamiento excepto la habilidad visual-espacial. En general, el 29% de los pacientes tuvo problemas con sus habilidades de pensamiento, siendo los más comunes los que ocurren en la prueba de fluidez verbal.

De las 149 personas con ELA con información sobre síntomas conductuales, el 45% no tuvo problemas, el 22% presentó un síntoma, el 14% registraba dos síntomas y el 20% poseía tres o más síntomas. La apatía fue el síntoma más común, con un 31%; la pérdida de simpatía o empatía afectó al 28% y los cambios en las conductas alimentarias afectaron al 25%.

Científicos también encontraron que las personas padecían más problemas con las habilidades de pensamiento y un mayor número de síntomas conductuales en las etapas más avanzadas de la patología.

Abrahams señala que las personas cuya enfermedad afectaba a su región bulbar eran más propensas a tener problemas de pensamiento y comportamiento que las personas cuya patología no afectaba a esa región, fuera o o la primera área del cuerpo afectada.

Una limitación del estudio es que evaluó a los participantes en un momento dado, pero no se les siguió a lo largo del tiempo para ver cómo cambiaron las habilidades de pensamiento y los problemas de comportamiento a medida que la enfermedad avanzaba.