Los vasos linfáticos meníngeos en el cerebro son fundamentales para el mantenimiento saludable de la homeostasis en cerebros envejecidos, según un reciente trabajo de la Virginia Tech y la Universidad de Virginia (Estados Unidos). Y esto podría suponer una nueva línea de investigación para el tratamiento del Alzheimer.

Estos vasos drenan el líquido del sistema nervioso central a los ganglios linfáticos cervicales y la disfunción de ese drenaje agrava el deterioro cognitivo y la patología de la enfermedad de Alzheimer.

"Nuestros resultados muestran que algún día este método podría usarse como un tratamiento potencial no sólo para ayudar a aliviar los efectos no del Alzheimer sino también de otras enfermedades cognitivas relacionadas con la edad", ha manifestado Jennifer Munson, coautora del estudio.

Además, los investigadores trataron a ratones mayores sanos con una molécula que aumentaba el tamaño del vaso linfático meníngeo y el flujo de líquido de esos vasos. Como resultado, los roedores mostraron un rendimiento mejor en tareas de aprendizaje y memoria.

Para ver si ese flujo podía manipularse, diseñaron un hidrogel que contenía una molécula conocida como factor de crecimiento endotelial vascular C o VEGF-C. Este hidrogel esparce VEGF-C a través del cráneo y en los vasos linfáticos en el cerebro, lo que hace que se hinchen. Se demostró que el flujo masivo de líquido en el cerebro aumentó, lo que podría ser un efecto positivo en las capacidades cognitivas, gracias a la resonancia magnética.

Por último, otro resultado del estudio es que los ratones más viejos con habilidades cognitivas normales, con problemas de edad experimentaron los mayores avances en la memoria y aprendieron del tratamiento.