La discriminación de género influye en la elección de la carrera profesional. Esto no es una cuestión de falsa percepción, sino un fenómeno respaldado cada vez por más estudios: en la escuela, las niñas se ven afectadas por los estereotipos desde edades muy tempranas, muchos de ellos debidos a la falta de representación de mujeres en los libros de texto, o por los diferentes modos de competir y liderar con los que se educan a niños y niñas.

“Hay una etapa escolar crucial”, explica Blasco, “en la que, si a las niñas que sienten inclinación por la ciencia no se les apoya en sus capacidades, no se les ofrecen referentes femeninos ni se les sabe transmitir el potencial que tienen las carreras STEM para resolver problemas cotidianos, llegan a creer que no están capacitadas para dedicarse a la investigación y se decantan por otras opciones profesionales. El mundo futuro no puede permitirse perder ese talento”.

Por ello, es indispensable visibilizar modelos a seguir, poner en marcha programas de mentorización y fomentar otras iniciativas que aumenten la confianza de las niñas en materias STEM y permitan que se consoliden las vocaciones emergentes.

Para trabajar estos y otros problemas, el CNIO cuenta con una Oficina de la Mujer en Ciencia (WISE) coordinada por Isabel López de Silanes, cuyo objetivo es contribuir a alcanzar y asegurar la igualdad de género en ciencia, promoviendo la toma de conciencia y ayudando a corregir los desequilibrios observados en la carrera investigadora de la comunidad CNIO. Entre sus diversas actividades, en 2019, la Oficina WISE y el proyecto educativo CNIO & The City lanzaron un vídeo que, mediante la metáfora del videojuego, quería llamar la atención sobre el mayor número de obstáculos que todavía se encuentran las mujeres, ya que, a medida que van desarrollando sus carreras desde el colegio al entorno laboral, pasando por el instituto y la universidad, deben enfrentarse a prejuicios, sesgos y limitaciones que las atrapa entre el 'suelo pegajoso' y el 'techo de cristal'.