Cerca de un millón de personas deben tener en cuenta la relación del virus C respecto a la salud de su hígado, una implicación analizada por el doctor Fernando Pardo, presidente de la Sociedad Española de Trasplante Hepático (SETH). "La hepatitis C puede provocar una cirrosis, que degenera en una enfermedad hepática crónica, irreversible sin trasplante", afirma.

Lo que determina la necesidad de trasplantar el hígado es el grado de degeneración de las funciones hepáticas generado por el virus C, por ello, es fundamental descubrir esta patología antes de llegar a un punto de no retorno. "La cirrosis provocada por la infección puede tardar 30 años en formarse, por lo que el 70% de los afectados desconocen que padecen la enfermedad", destaca el doctor Pardo.

El problema es que la hepatitis C es una enfermedad silenciosa lo que provoca que su existencia se descubra a partir de su sintomatología, lo que puede ser tarde para evitar la intervención quirúrgica. En el lado opuesto, se encuentra un escaso número de personas diagnosticadas mediante un análisis de sangre, antes de la aparición de otros síntomas graves como ascitis, acumulación de líquido en el abdomen, icteria, coloración amarillenta de la piel o los ojos, una tendencia a la formación de hematoma y confusión o problemas para pensar.

A pesar de la relación existente entre virus C, daño hepático y la necesidad de una intervención quirúrgica, el doctor Fernando Pardo recuerda que "muchos pacientes con el virus no van a desarrollar cirrosis y, por tanto, no van a necesitar un trasplante".

Desde la investigación, se intenta contribuir a eliminar la necesidad de trasplantar el órgano y dejar atrás procedimientos como el interferón, es decir, la aplicación de proteínas que actúan contra agentes patógenos, o la ribavirina, que sólo tiene efectos sobre la enfermedad en combinación con otro medicamento.

Por ello hace que la esperanza médica del futuro de los trasplantes hepáticos, provocados por el virus C, se encuentre en los antivirales, cuyos obejtivos serían tres: frenar la expansión de la hepatitis C antes de que la cirrosis sea irrevisible, permitir que los pacientes qu necesitan un transplante lleguen a la operación sin carga viral y evitar que la enfermedad se regenere tras la intervención.

En huelga de hambre para conseguir el tratamiento para su  marido enfermo de Hepatitis C
Un gupo de enfermos de Hepatitis C acamparon la pasada semana en el hospital madrileño Ramón y Cajal para exigir a la Consejería de Sanidad el medicamento Sovaldi que necesitan para curarse. La mujer de uno de los afectados, Satur Cobo, comenzó una huelga de hambre para reclamar el tratamiento que el Gobierno prometió el pasado 1 de octubre.

A los dos días de comenzar la huelga, el Hospital Ramón Cajal anunció que comenzaría a suministrar el tratamiento contra la hepatitis C al marido de la mujer en huelga de hambre. La tardanza llevó a Belén Martín a ponerse en huelga de hambre el pasado viernes. Según el Ramón y Cajal, el hospital disponía del Sovaldi desde la semana pasada, pero se encontraba a la espera de recibir el Daclastavir desde fuera de España, lo que requería una autorización.