Cada paciente del estudio contaba con un parche de electrocardiograma para medir los ritmos cardíacos de forma continua, datos que posteriormente servirían para que los investigadores analizaran, cada 3 o 4 días, los intervalos que se producen entre los latidos cuando las señales eléctricas que impulsan los ritmos cardíacos no se disparan.

A esta fase de relajación eléctrica en la que el corazón se dispara para enviar otro pulso y realizar un nuevo latido, se le llama intervalo QT. En ella, una variación mayor aumentaría el riesgo de ritmos cardíacos anormales y a veces mortales.

Los investigadores realizaron un cálculo entre la frecuencia cardíaca y el intervalo QT para calcular la variabilidad del intervalo.

Los resultados del estudio mostraron que los hombres con VIH tenían un intervalo QT más variable, 0.077 mayor de lo esperado; y que dicha variabilidad tiene relación con la cantidad de virus que cada hombre tiene.

Aquellos varones con los niveles del virus indetectables tenían 0.064 más variabilidad que los hombres sin VIH, mientras que los hombres con niveles más altos, su media era 0.150 superior.

Tras estos datos, el equipo comparó la información para mostrar cómo de fuerte es la relación entre la variación QT y el VIH con el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, como el aumento del colesterol o la presión arterial.

Además, detectaron que los hombres con VIH tenían un 14% más del marcador de inflamación IL6 y un 22% más de sCD163 en comparación con los hombres que no tienen el virus. Estos niveles más altos también están asociados al riesgo de la arritmia y a la mayor variabilidad QT.

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