El estudio, publicado en 'The Journal of Clinical Investigation', confirma que este gen es beneficioso en el caso del cáncer de vejiga y que, por tanto, hay que ser cautos a la hora de administrar tratamientos farmacológicos que puedan bloquear la actividad de Notch, porque podrían aumentar el riesgo de cáncer de vejiga.

La investigación es una colaboración entre los grupos de Supresión Tumoral y Carcinogénesis Epitelial del CNIO, liderados respectivamente por Manuel Serrano y Francisco X. 

Hasta ahora se sabía que los genes de Notch son oncogénicos (contribuyen al cáncer) en muchas leucemias de tipo linfoide y en el adenocarcinoma de pulmón, entre otros. Pero, esos mismos genes protegen del cáncer en las leucemias de tipo mieloide, en el cáncer de piel (no melanoma), el de cabeza y cuello, el de esófago, y el de células escamosas de pulmón. 

El estudio de los investigadores del CNIO agrega ahora el cáncer de vejiga urinaria a esta larga lista, un tipo de tumor que es el quinto más frecuente entre los hombres de los países desarrollados.

Para hacer el estudio, los investigadores del CNIO secuenciaron el exoma (parte del genoma que se traduce a proteínas) de 17 cánceres de vejiga, donde detectaron mutaciones en Notch, y utilizaron modelos de ratón en los que inactivaron genéticamente este gen en la vejiga. 

"Nuestros análisis en modelos de ratón, ensayos celulares y muestras de cánceres humanos proporcionan una evidencia sólida de que Notch juega un papel relevante como supresor tumoral en el cáncer de vejiga", según los autores.

Para los investigadores este resultado no ha sido una sorpresa, ya que muchos de los tumores en que Notch actúa como supresor son cánceres de células llamadas "escamosas", presentes en órganos, como el esófago y la piel. La vejiga urinaria puede dar lugar a cáncer de células escamosas, y por eso los autores del trabajo piensan que "Notch podría ser supresor en este tejido". 

Confirman así la hipótesis de que Notch interviene en la arquitectura del tipo de epitelio llamado estratificado, que crece a base de superponer varias capas de células, y que también se da en la vejiga. El estudio ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, la Unión Europea y el Consejo Europeo de Investigación (ERC), la Comunidad Autónoma de Madrid, la Fundación Botín, la Fundación Ramón Areces, la Fundación AXA y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).