'Isobar' es un pequeño refrigerador de vacunas muy pequeño, puede transportarse en una mochila, que podría solucionar un problema que causa miles de muertes al año: el riesgo de que las vacunas no lleguen a tiempo en los países en vías de desarrollo.

"En los países en vías de desarrollo hay muchos problemas con los programas de vacunas, pues éstas consiguen llegar casi hasta el final del camino, pero en el último kilómetro los canales de distribución y la logística se rompen", ha explicado William Broadway.

Para que una vacuna sea efectiva es necesario que esta se encuentre a la temperatura perfecta: entre 2 a 8 grados y este refigerador de vacuna es capaz de mantener esa temperatura, de forma constante, durante 30 días seguidos.

Además, según Broadway, también podría utilizarse para la donación de órganos, los trasplantes de sangre y la investigación de células madre.

William Broadway, el creador de 'Isobar'

¿Cómo funciona? 

"Calientas el dispositivo durante una hora para cargarlo. Tiene una mezcla de agua y amoníaco, y el amoníaco se evapora primero. Retienes el amoníaco (el cual permanece atrapado en la parte superior del recipiente), y cuando le das la vuelta al dispositivo, éste se reevapora en el agua", ha explicado Broadway. De esa forma, cuando las sustancias se mezclan de nuevo, obtenemos el efecto refrigerante, ha añadido.

'Isobar' es el proyecto final de carrera de William Broadway que le valió el galardón nacional de uno de los premios de tecnología más prestigiosos del mundo, el James Dyson 2016, que organiza la Fundación James Dyson para animar a jóvenes diseñadores a solucionar problemas cotidianos, distinguiendo su creatividad e ingenio.