Este gran avance ha sido posible gracias a un sistema de realidad virtual que utiliza la propia actividad cerebral del paciente para simular el control de sus piernas.

"No podíamos haber predicho este sorprendente resultado cuando comenzamos el proyecto. Lo que estamos mostrando es que los pacientes que utilizan este interfaz cerebro-máquina durante un largo periodo de tiempo experimentan mejoras en su conducta motora, en la sensibilidad y en las funciones viscerales que se sitúan por debajo de la lesión de la médula espinal", ha argumentado el experto, cuyo trabajo ha sido publicado en 'Scientific Reports'.

A los siete meses de entrenamiento varios pacientes observaron mejorías, y al año cuatro mejoraron tanto que los médicos cambiaron el diagnóstico de parálisis completa por parcial. 

Así, la mayoría de los participantes experimentaron mejorías en el control de la vejiga y la función intestinal, reduciendo su dependencia a laxantes y catéteres. 

Los expertos consideran que con el entrenamiento semanal, los enfermos vuelven a activar los nervios de la médula espinal que sobrevivieron al impacto de los accidentes automovilísticos, caídas u otros traumas que paralizaron sus extremidades inferiores.