El estudio detrás de estos resultados tan prometedores contra el cáncer de próstata, se basa en un gen que suele estar alterado en los casos de cáncer de piel más graves. La modificación de estas alteraciones podría suponer una nueva línea de tratamientos para casos complejos de cáncer de próstata, resistente a la castración metastásica.

Los autores del estudio ya han presentado su investigación ante la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (AACR), con la esperanza de que esta terapia derive en nuevas aplicaciones clínicas. Además, pretende continuar su estudio, después de demostrar la efectividad de trametinib, un inhibidor de la proteína MEK, para la alteración de un gen conocido como BRAF, relacionado con casos de melanoma.

La investigación busca cubrir varias metas distintas. Por un lado, con estos descubrimientos, se busca abarcar nuevos métodos y tratamientos para combatir el cáncer de próstata. Pero, además, gracias a ese estudio, se podría garantizar una mejora significativa en la calidad de vida de pacientes de avanzada edad con este tipo de cáncer.

Por último, y como ya se ha demostrado, se lograría disminuir, en tan solo dos semanas, parte de los efectos derivados de esta enfermedad en casos con metástasis resistente a castración. Sin la necesidad de usar ningún tipo de analgésicos en el proceso.