Estudios observacionales han sugerido que bajos niveles genéticos de vitamina D se asocian con una mayor mortalidad, pero no está claro si las concentraciones bajas de vitamina D son una de las causas del aumento de la mortalidad o simplemente una consecuencia de la mala salud.

Es una cuestión importante, según advierten los investigadores, ya que millones de personas en todo el mundo están tomando regularmente suplementos de vitamina D, presumiblemente con el objetivo de prevenir las enfermedades y con la esperanza de vivir más tiempo.

Los científicos registraron, además de las variantes genéticas de los participantes, otros factores de riesgo comunes, como el consumo de tabaco, consumo de alcohol, los niveles de actividad física, la presión arterial, los niveles de colesterol y el índice de masa corporal (IMC). Se siguió a los participantes desde el ingreso en el estudio hasta 2013, tiempo durante el cual murieron 10.349.

Estos hallazgos son compatibles con la idea de que los niveles genéticamente bajos de vitamina D pueden estar causalmente asociados con la mortalidad por cáncer y otras causas, según los autores, pero también plantean que la relación con la mortalidad cardiovascular podría ser el resultado de otros factores no medidos.

La significación marginal de los resultados significa que debemos tener cuidado de no sobreinterpretarlos, advierten los investigadores del Centro de Investigación Cardiovascular de la Fundación Británica del Corazón de Glasgow en un editorial acompañante.