Un estudio realizado por la Escuela Nacional de Sanidad del instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha asegurado que el acceso gratuito de los pacientes a los nuevos medicamentos antivirales de acción directa contra la hepatitis C ha reducido notablemente la mortalidad por esta causa en España.

Esta medida, que forma parte del Plan Nacional de hepatitis C, iniciado en abril de 2015, ha supuesto un descenso del 18,4% de los fallecimientos por esta enfermedad entre 2015 y 2018, frente al descenso del 3,2% anual registrado entre 2001 y 2014.

Del mismo modo, la reducción de la mortalidad por otras causas relacionadas con la hepatitis C, como el hepatocarcinoma y el VIH, también ha experimentado un incremento, pero la mortalidad por cirrosis se ha mantenido igual.

En caso de no disponer del tratamiento adecuado, entre el 75 y el 85% de estas infecciones desencadenan en una hepatitis crónica, de las que, a su vez, entre el 10 y el 20% acaban en cirrosis hepática o hepatocarcinoma, lo que incrementa las posibilidades de muerte prematura.

Estos nuevos antivirales han cambiado el panorama de la enfermedad, debido a que constituyen un tratamiento corto, sencillo y bien tolerado por los pacientes, donde más del 95% presentan un aumento significativo de los niveles de curación de la enfermedad.

Por ello, la aparición de estos fármacos ha sido la responsable del desarrollo y publicación del Plan Nacional de hepatitis C, para promover su diagnóstico y tratamiento adecuados, porque esta enfermedad se había convertido en la principal causa infecciosa de morbilidad en España entre el 2000 y el 2009.

Con todo ello, la introducción de estos nuevos antivirales ha supuesto un incremento significativo de las curaciones entre los pacientes, incluidos aquellos de muy alto riesgo, como los consumidores de drogas inyectables.

Finalmente, a esto se le suman los nuevos métodos de cribado, de manera que la OMS ya confía en que, para el año 2030, las nuevas infecciones se habrán reducido en un 90% y las muertes habrán disminuido un 65%.