La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lamentado este miércoles la existencia de países vulnerables que, a día de hoy, carecen de acceso a la vacuna contra el cáncer de cuello uterino (CCU). Esto implica una tasa de incidencia y de mortalidad entre dos y tres veces mayor que la de los países desarrollados.

Por este motivo, la OMS ha realizado un llamamiento a los países, fabricantes de vacunas y socios de la organización para que aúnen esfuerzos para combatir el cáncer cervical. Desafortunadamente, cada año mueren 300.000 mujeres por esta causa, una cada dos minutos.

En este sentido, igual que ocurre con la vacuna contra la Covid-19, la vacuna contra el papiloma humano (VPH) tiene un alto precio que propicia el desabastecimiento en los países vulnerables. Esto significa que el mundo tiene herramientas para prevenir, detectar y tratar la enfermedad, pero no se da un acceso equitativo a ellas.

La petición coincide un año después de la puesta en marcha de la Estrategia Mundial para la Eliminación del CCU, basada en la necesidad de vacunar al 90% de las niñas antes de los 15 años, la importancia de aumentar el acceso a los exámenes y análisis, así como a los tratamientos.

A pesar de la lucha por encontrar una solución permanente contra el cáncer cervical, su detección precoz continúa siendo la premisa más importante. En este sentido, cada fallecimiento se puede prevenir, para lo que es fundamental que los países vulnerables tengan el mismo acceso a la detección precoz que los más desarrollados.