Bañares ha afirmado que hoy en día "no existen sistemas artificiales de soporte hepático, como es la diálisis en el campo renal, y está será una estrategia que se desarrollará en el futuro". En el futuro habrá que prevenir la cirrosis y el hepatocarcinoma, ha asegurado el experto.

En el futuro, ha continuado Rafael Bañares, "va a ser importante optimizar la valoración de los hígados que se donan", que en la actualidad se rechazan in situ de forma poco rigurosa, con una valoración superficial por biopsia.

Respecto al trasplante, el experto ha dicho que es adecuado para cualquier enfermedad hepática aguda o crónica, el fracaso hepático fulminante o la enfermedad relacionada con la cirrosis, y que podría ser válido en enfermedades de base metabólica hepática.

En concreto, es importante evaluar el peligro anestésico del enfermo, su función cardíaca y los análisis hepáticos y generales, detectar posibles neoplasias ocultas, hacer un estudio odontológico para evitar infecciones, evaluar la psicología del paciente, su soporte social y su estado nutricional.

Hasta un 10% de los pacientes en lista de espera no alcanza el trasplante por fallecimiento o por alguna dificultad, aunque en los pacientes menos graves el riesgo de morir con el trasplante supera su beneficio.

Por el contrario, a partir de un determinado umbral de gravedad, el riesgo asociado al trasplante se supera por el beneficio del procedimiento.

El especialista ha insistido en que la posibilidad de tener complicaciones es extremadamente baja y el riesgo de infecciones ha descendido. Hace años, la causa más importante de mortalidad, era la recurrencia a la hepatitis C y, ahora, con el tratamiento antiviral de esta enfermedad, ya ha desaparecido.

Por otro lado, el exdirector de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, ha destacado que el trasplante de hígado es el más complejo y requiere la intervención de todo el hospital.

España es el único país importante que tiene más enfermos trasplantados de riñón, -más de 3.000-, que en diálisis.

Un año de tratamiento en diálisis de un enfermo de riñón cuesta unos 50.00 euros en Europa, más o menos lo mismo que el trasplante. En el segundo año y siguientes, el coste cae notablemente y se empieza a ahorrar costes, además aumenta la calidad de vida y mejora la supervivencia.