Investigadores de la Universidad de Rutgers, en Estados Unidos, que estudian la Covid-19, han desarrollado un nuevo método para administrar moléculas de ADN en las células de la piel, mediante una técnica de succión que se asemeja a la antigua práctica curativa de las ventosas.

En las pruebas de laboratorio con roedores, este método de succión empleado para administrar la vacuna de ADN contra el SARS-CoV-2 produjo una respuesta inmunitaria 100 veces mayor que una vacuna inyectada sola, tal y como publican en la revista Science Advances.

En base a estos resultados, la empresa biofarmacéutica GeneOne Life Science, financiadora del estudio, ha otorgado la licencia de la tecnología para realizar ensayos clínicos en humanos de una vacuna contra la Covid-19, uno de los cuales ha pasado a fase II, gracias a su alto nivel de seguridad e inmunogenicidad.

La nueva técnica basada en la succión consiste, por tanto, en aplicar una presión negativa de forma moderada sobre la piel tras la inyección del ácido nucleico de forma completamente no invasiva.

Por su parte, la medicina de ácidos nucleicos es una tecnología de nueva generación que utiliza en ADN, el ARN y otras biomoléculas que controlan la información genética. Durante las ultimas dos décadas, ha crecido mucho debido a su prometedora efectividad en los tratamientos y vacunas para diversas enfermedades.

De este modo, los ácidos nucleicos sintéticos o diseñados entran en las células huésped y, gracias a la maquinaria celular, dirigen la producción de proteínas codificadas para provocar una respuesta inmunitaria en el caso de una vacuna.

El paso clave de esta técnica es la transfección, es decir, la introducción de ácidos nucleicos purificados a través de las barreras de la membrana celular en el citoplasma (ARN) y el núcleo (ADN) de las células huésped.

En este sentido, si las moléculas de ADN y ARN se inyectan en los tejidos, no entran automáticamente en las células huésped y la mayoría terminan por degradarse rápidamente a menos que estén protegidas.

Una alternativa es el uso de un campo eléctrico que facilite la llegada del ADN a las células, aunque este método suele provocar efectos adversos como inflamación, dolor y daños en los tejidos.

Sin embargo, en este estudio, tras la inyección del ADN puro, los investigadores aplicaron succión directamente en el lugar, para crear una presión negativa sobre la piel, lo que desencadenó la captación de las células de ADN por parte de las células cutáneas: un método sencillo, indoloro y sin efectos secundarios.

Entre sus ventajas se incluyen, además, la rentabilidad del dispositivo y la escalabilidad de la fabricación, así como la mínima necesidad de formación del usuario. Además, no necesita la cadena de frío de otras vacunas y facilita los programas de vacunación en regiones con recursos limitados.