De los ocho galardones que convoca anualmente la Fundación Princesa de Asturias, el de Investigación Científica y Técnica ha sido el séptimo en fallarse después de que la semana pasada se concediera el de Cooperación Internacional a la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas.

Las contribuciones de tres biólogos sobre el papel imprescindible de las comunidades de microorganismos en la vida sobre el planeta y en la de los seres humanos han sido valoradas por el jurado que en Oviedo ha fallado este galardón, lo que supone el reconocimiento de la lucha contra las bacterias resistentes a los antibióticos.

Greenberg (Nueva York, 1948), profesor de Microbiología en la Universidad de Washington, y Bassler (Chicago, 1962), investigadora de la Universidad de Princeton, han centrado su trabajo en la forma en que las bacterias se comunican entre sí (quorum) mediante la emisión de señales químicas que modulan su comportamiento colectivo.

Por su parte el profesor Gordon (Nueva Orleans, 1947), investigador del Centro de Ciencias del Genoma de la Universidad de Washington, ha sido pionero en el descubrimiento y comprensión del microbioma humano, la inmensa cantidad y diversidad de microorganismos que viven en el cuerpo, y que tienen un papel esencial en la salud, incluyendo el metabolismo, la respuesta inmune y la nutrición.

Avances en la lucha contra las bacterias resistentes a antibióticos

El acta del jurado, que ha presidido el científico Pedro Miguel Echenique, ha reflejado que ambos descubrimientos están permitiendo aplicaciones terapéuticas innovadoras yla búsqueda de nuevos tratamientos efectivos contra bacterias resistentes a antibióticos.

Se están planteando nuevas formas de atacar enfermedades o bacterias resistentes mediante el uso de tratamientos terapéuticos a base de microorganismos en vez de antibióticos, o a incorporarlos mediante productos probióticos.

El microbioma humano

Gordon fue el pionero en el estudio del microbioma humano, el conjunto de microorganismos que habitan en el intestino, y su influencia en la nutrición y digestión, en enfermedades como la diabetes y la obesidad o en el desarrollo neurológico e inmunitario de niños y jóvenes.

Sus investigaciones sugieren que estos microorganismos podrían estar involucrados en el origen de enfermedades neurológicas como los trastornos del espectro autista, el alzhéimer o el párkinson.

Además, fue el impulsor del Proyecto Microbioma Humano, que ha permitido cifrar en unas 10.000 las especies que forman la microbiota y secuenciar el genoma de más de un centenar de ellas hasta ahora.

La comunicación entre bacterias

Por otra parte, Bonnie Bassler y Everett Peter Greenberg, que fueron candidatos al Nobel de Química el pasado año, son pioneros en el estudio de la comunicación entre bacterias mediante la emisión de ciertas sustancias, y de cómo la formación de grandes grupos genera un comportamiento diferente al que tienen cuando están aisladas, lo que ahora se conoce como quorum sensing.

Sus investigaciones han constatado por separado que cada especie bacteriana tiene una molécula propia, a modo de idioma, que secretan y que reconocen sólo las de su especie, de manera que saben cuándo hay otras alrededor y tienden a formar una comunidad (el quorum) que regula la expresión de algunos genes.

La comunicación bacteriana es importante como parte de la microbiota del organismo humano y por su papel en las infecciones, en las que hay una etapa de baja actividad hasta que se forma un grupo numeroso que acaba realizando un ataque masivo al organismo, como así han permitido demostrar sus trabajos.

Para interferir en la comunicación como una posible vía antimicrobiana para bacterias resistentes a los antibióticos, y a partir de ese fenómeno, se están desarrollando moléculas antagonistas de esas sustancias, cuya eficacia en ratones ya ha sido demostrada en laboratorios.