El presidente del CSIC ha explicado que se trata de un convenio en el que una compañía financia a un grupo de investigación o un científico de manera personal que trabaja en un proyecto concreto. Con esto, la empresa también tiene un acceso privilegiado al resultado del proyecto.

Lora-Tamayo ha explicado, en el Foro España Innova, que estas cátedras son un tipo de acuerdos de colaboración que las universidades y las empresas ya utilizan y "conocen bien" pero que nunca se han puesto en marcha con centros de investigación.

De hecho, las experiencias piloto que han desarrollado en la institución han servido para constatar que esta colaboración puede ser "muy beneficiosa" porque cuando los investigadores de la empresa están en un laboratorio: "Son capaces de ver algo que tú no has visto, porque a veces los científicos no intuyen las aplicaciones que sí puede ver esa persona del mundo de la empresa", añadía Lora-Tamayo.

La colaboración clásica entre la investigación y la empresa está basada en contratos de formación, licencia de patentes o creación de spin off, es decir, empresas nacidas a partir de una investigación. Para Lora-Tamayo es "imprescindible" poner en marcha iniciativas como esta para impulsar la colaboración público-privada porque la capacidad de convertir los resultados de la investigación científica en productos útiles para el mercado es todavía una asignatura pendiente.

Estas interacciones, ha subrayado el presidente del CSIC, "son oportunidades para trabajar por los anhelos de la sociedad" pero, sobre todo, una colaboración necesaria "porque el conocimiento socialmente útil no siempre resulta barato de adquirir y, por tanto, debe ser financiado por todos".

Lora-Tamayo se ha mostrado convencido de que en España existe un importante grupo de empresas y centros públicos de investigación que "sienten la necesidad de colaborar y trabajar por el bienestar de la sociedad" y un buen número de empresas que pese a la crisis "mantiene su apuesta por la innovación como motor de competitividad".