Las vacunas aportan cierta medicación que prepara al cuerpo para combatir infecciones a través de un gen muerto o debilitado que causa una enfermedad en concreto.

Este gen no hace enfermar a nuestro cuerpo, sino que entrena a las defensas por si existiese contacto directo con el germen en cuestión en el futuro.

No solo nos protegen de ciertas enfermedades y ayudan a prevenirlas, sino que, en algunos casos, ayudan también a erradicarlas, como es el de la vacuna del papiloma humano, que previene un tipo de cáncer.

Algunos de los mitos que se extienden por Internet sobre las vacunas son que estas debilitan al sistema inmunitario, que las sustancias que tienen provocan enfermedades como el autismo o la muerte súbita, y que puede provocar la reacción adversa. Mitos totalmente desmentidos y, que solo en casos excepcionales podría presentase una reacción alérgica a la vacuna.

Además, las vacunas han supuesto uno de los mayores éxitos de la historia de la Medicina. Enfermedades como el tétanos, la tuberculosis o el sarampión causarían millones de muertes al año si no fuese por la prevención que estas suponen frete a las enfermedades contagiosas.

A pesar de los grupos de los grupos de personas que están en contra de las vacunas, el 95% de los españoles tiene cobertura vacunal.

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