Un grupo de investigadores del Centro de Diabetes Joslin, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, ha demostrado que la señalización de la insulina alterada en el cerebro afecta de forma negativa a la cognición, el estado de ánimo y el metabolismo: todos componentes del Alzheimer.

Para el estudio se desarrolló un nuevo modelo de ratón en el que bloqueaban la expresión en el cerebro de los receptores de insulina y del factor IGF1 de crecimiento similar a la insulina, relacionado a dos regiones críticas para el aprendizaje, la memoria y el estado de ánimo.

Los investigadores dirigieron sus bloqueos dobles en el hipocampo y la amígdala central, dos áreas del cerebro que desempeñan un papel en la cognición alterada y el control metabólico. Los ratones con ambos receptores eliminados tuvieron efectos en ambos sistemas, incluido el control de la glucosa en la sangre, la ansiedad y la depresión, y la disminución de la cognición.

En un experimento, colocaron en un laberinto a los ratones con insuficiencia de insulina y receptores IGF1 para ver si podían reconocer los estímulos. Primero, se les permitió familiarizarse con el laberinto y, eventualmente, se les introdujo un nuevo obstáculo. En lugar de explorar este nuevo objeto, una medida que los científicos usan para determinar si un sujeto reconoce la novedad, el ratón continuó a través del laberinto como si nada hubiera cambiado.

Anteriormente, otros estudios ya han demostrado que las alteraciones en la insulina y las vías de IGF1 en general aumentan el riesgo de deterioro cognitivo prematuro, demencia, depresión y ansiedad. También han visto que las anomalías en estos receptores son más comunes en los cerebros de sujetos con enfermedad de Alzheimer y diabetes tipo 2. El estudio de Joslin fue el primero en centrar los experimentos en regiones específicas del cerebro para determinar más específicamente la causa y el efecto.