El objetivo de la autoexploración de la piel es que cada persona conozca las características de su piel, de manera, que ante cualquier cambio, acuda al médico para que realice el diagnóstico y tratamiento adecuados.

Los cambios pueden ser tanto la aparición de una nueva lesión (lunar, mancha, costra…) como variaciones de una ya existente (un lunar que cambia de forma, tamaño, color…)

¿Cuál es la técnica?

1) Sitúate frente al espejo y examina el abdomen, región pélvica y piernas, brazos y antebrazos, manos, espacios interdigitales y uñas. Inspeccione también la cara y cuello, parte posterior de los codos y antebrazos, axilas, y debajo de las mamas.

2) De espaldas al espejo de cuerpo entero y con la ayuda del espejo de mano, inspecciona la parte posterior del cuerpo: cuello (no olvidando las orejas), hombros, parte superior e inferior de la espalda, glúteos y piernas.

3) Siéntate con los pies apoyados en un taburete y, con el espejo de mano observa la zona genital, y los laterales de las piernas hasta los tobillos. Continúa inspeccionando los pies (planta y dorso), dedos, espacios interdigitales y uñas.  

4) Examina, por último, el cuero cabelludo. Para ello, colócate frente al espejo y ayúdate de un secador de pelo. Si algún familiar o amigo puede ayudarte, te facilitará el proceso.