Cada persona tiene dos copias de cada gen y transmite solo una a su descendencia, mientras que la segunda copia es transmitida por el otro progenitor. Lo que quiere decir que, aunque la madre o el padre posean una mutación genética, es posible que su hijo o hija herede la copia 'buena' del gen y no la 'mala', y no desarrollar cáncer. Por lo que existe un 50% de posibilidades de heredar un gen mutado del progenitor.

Además, hay que tener en cuenta el riesgo de la penetrancia, es decir, del porcentaje de riesgo de desarrollar un cáncer en caso de heredar la mutación. Su variación es tan grande que hay familias con penetrancia muy alta con hasta un 80% de posibilidades, y otras con una penetrancia baja en las que el porcentaje es del 30%.

Entre sus principales motivos se encuentra el fenotipo, que es la expresión de unos u otros genes como resultado de la interacción con el medio interno y externo, o el estilo de vida, que suele ser similar entre miembros de una misma familia.

Los tipos de cáncer que más se heredan

Cualquier tipo de cáncer puede ser hereditario, pero los tumores más hereditarios son el cáncer de mama, el de ovario y el de colon, seguidos del de próstata y del melanoma.

Para sospechar de una posible herencia genética de este tipo, es importante que los tumores aparezcan en el mismo órgano y que no exista ninguna generación en la que no haya casos de ese tumor.

Otro de los signos es su temprana aparición, por ejemplo, un cáncer de mama a los 20 años o un cáncer de próstata antes de los 50.

Los diagnósticos 'raros', como el cáncer de mama en hombres o en las dos mamas de una mujer, podrían ser sospechosos de una posible mutación genética heredada que aumenta el riesgo de desarrollar un tumor.