La exposición a las luces durante la noche podría suponer un nuevo factor de riesgo para el cáncer de mama, según el autor principal de este estudio, Peter James.

Estudios anteriores ya habían advertido que esta exposición a la luz podría disminuir los niveles de melatonina pudiendo, así, alterar los ritmos cricadianos.

Ahora, por primera vez, se han observado las primeras evidencias de que podría estar vinculado al cáncer de mama.

Para llegar a esta importante investigación, los expertos analizaron a 110.000 mujeres, durante 1989 y 2013, y estudiaron dónde residían, si trabajaban o no en turnos nocturnos, sus estados de salud y sus niveles socioeconómicos.

Tras analizar los resultados, comprobaron que las mujeres que vivían en zonas muy iluminadas por la noche tenían un 14% de mayor riesgo de padecer cáncer de mama que aquellas que vivían en zonas con menos luz.

Datos llamativos aunque esto solo se observó en mujeres premenopáusicas, fumadoras y exfumadoras.

El mayor riesgo, no obstante, se centraba en las mujeres que trabajan de noche por lo que la luz artificial y el trabajo nocturno podría favorecer la aparición de esta enfermedad ya que podría influir en el ritmo circadiano.