La tensión arterial es la presión que la sangre ejerce sobre las paredes de las arterias, los vasos sanguíneos que llevan la sangre desde el corazón a las demás partes del cuerpo. Unos niveles de tensión arterial adecuados dependen del buen estado de variables tan complejas de controlar como el estado cardiaco, la calidad de la sangre o el estado de las arterias.

El problema se acentúa cuando hay personas hipertensas que todavía no saben que padecen esta enfermedad o que si la sufren no siguen ningún control.

Por eso es fundamental que conozcas los errores y falsas creencias acerca de la hipertensión, para así en caso de padecerla saber cómo controlarla.

1. Dieta sin sal. En general abusamos de la sal lo que puede contribuir al endurecimiento de las arterias. Por eso es fundamental llevar una dieta sana baja en sal y consumir alimentos bajos aunque no hay que eliminarla del todo de nuestra dieta, tanto para prevenir como si padecemos esta enfermedad.

2. Hipertensión por nerviosismo. Existen personas en las que una visita al médico o a la enfermería en la que se toma la tensión arterial produce un nerviosismo que lleva a que los resultados de esta medición sean más elevados. Por esto no significa que exista hipertensión, por lo que es recomendable volver a tomarse la tensión.

3. El estrés o el nerviosismo no ocasionan hipertensión. No se ha podido demostrar científicamente que el estrés de lugar a hipertensión. 

4. Tensión compensada. Una creencia popular muy extendida señala que, a pesar de que haya hipertensión, si la mínima y la máxima están "compensadas", no supone mayor problema. Esta compensación se basaría en una regla que apunta que el valor máximo de la tensión debe ser el doble de la mínima menos uno.

5.'Sentir' la hipertensión. Aunque a veces cuando se nos diagnostica la hipertensión creemos encontrar sentido a aquel derrame en el ojo o en un dolor de cabeza fuerte reciente, lo cierto es que la hipertensión no da síntomas diferenciados, de ahí la importancia de mantener un control de sus niveles de forma periódica.

6. Café e hipertensión. El consumo moderado de café no ocasiona niveles elevados en la tensión arterial, una idea popularmente muy extendida.

7. Abandonar el tratamiento tras los primeros meses. Es uno de los principales errores ya que se trata de una enfermedad crónica que cuando llega viene para quedarse.