Es el fin de las bolsas de plástico. El uso de bolsas de papel en el comercio se consolida como la alternativa más práctica y natural. En los tres últimos años se ha incrementado el número de comercios que utilizan en nuestro país bolsas de este material renovable, reciclable y biodegradable, según los últimos datos recogidos de los fabricantes asociados a la bolsa de papel.

Los comercios de las grandes ciudades son responsables de casi tres cuartas partes de ese crecimiento, que se verá sin duda impulsado por la nueva legislación europea que fija objetivos para reducir el uso de las bolsas fabricadas con materiales que no tienen las características medioambientales del papel (natural, renovable, reciclable y biodegradable).

El comercio minorista español apuesta por las bolsas sostenibles. En los sectores comerciales de moda y complementos, regalo, zapaterías, equipamiento del hogar, y ópticas su uso es ya mayoritario: el 60% de estos comercios utilizan bolsas de papel.

La competitividad de la cadena de valor de la bolsa de papel permite dar nuevas respuestas al mercado con nuevos papeles especializados y diseños de bolsas más versátiles, adaptadas a los diferentes tipos de comercios y usos de los consumidores. 

La madera que se utiliza para hacer bolsas de papel se planta y se cultiva en plantaciones que están continuamente replantándose y regenerándose y que son grandes sumideros de CO2 que ayudan a frenar el cambio climático. 

El carbono almacenado en las plantaciones permanece en los productos papeleros como las bolsas de papel, que son almacenes de CO2. Y con el reciclaje de las bolsas el plazo de almacenamiento se va alargando una y otra vez. La bolsa de papel, además de ser reciclable, se recicla masivamente: en España reciclamos más del 70% de las bolsas de papel que utilizamos. 

Aún así, si una bolsa de papel no llegase a entrar en el circuito del reciclado, se biodegradaría en un periodo de entre dos y cinco meses.