En Salamanca, Zamora y Valladolid se han instalado en sus depuradoras un tipo de plantas macrifitas que a través de una serie de procesos, físicos, químicos y biológicos, filtran las aguas residuales y absorben los elementos a eliminar del agua.

Además de limpiar el agua, estas plantas aportan oxígeno y contribuyen a integrar mejor las depuradoras en el paisaje.

El agua puede circular en superficie o subterránea, de forma controlada en instalaciones con un pozo, un sistema de bombeo, un equipo de tamizado y el humedal propiamente dicho, entre otros elementos.

El sistema está previsto también en las depuradoras de Tábara y Manganeses de la Lampreana, que están en ejecución en Zamora, y en las proyectadas en Aldea del Rey Niño y Urraca Miguel, en Ávila, y en Quiruelas de Vidriales y Vezdemarban, en Zamora.

Según la Junta, los humedales artificiales tienen su principal campo de aplicación en depuradoras de aguas residuales urbanas en poblaciones de menos de 2.000 habitantes equivalentes, debido al espacio que se necesita.

TIENE VENTAJAS
Algunas de sus ventajas son la sencillez en el funcionamiento, que la biomasa que generan se puede aprovechar, por ejemplo para uso como fertilizante, o la mejor integración de la depuradora en el medio natural.

Incluye un tratamiento adecuado para aguas procedentes de la limpieza de aeronaves en el aeropuerto.

Los filtros verdes se emplean desde hace décadas, desde los años setenta del siglo pasado en infraestructuras como el Canal de Isabel II en Madrid.

Las plantas empleadas hacen su función incluso si en invierno no tienen hojas y la única energía que necesitan es la luz solar.